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Corrido por la muerte de Juan Simeón

          Coro

           I

Poeta de los portales 

no te canses de cantar

que sucesos principales

no se deben olvidar. 

 

Amigos voy a cantarles

​un corrido singular

de un milagro voy a hablarles

habido en este lugar

 

Fue en mil novecientos treinta

(hágamos una oración)

cuando los primos Armenta

ahorcaron a Juan Simeón

 

Una mañana de enero

llegó Juan por el oriente

mostrando bajo el sombrero

un rostro bueno y sonriente

 

Ni a las burlas ni a las risas

de los Armenta hizo caso

todito el pueblo sin prisas

lo recorrió paso a paso

          coro

           II

Humo azul de mi tabaco

no te canses de escapar,

que las penas que yo saco

no se vuelvan a hablar

 

 

 

A todos mujeres y hombres

un loco les parecía,

con los niños y los pobres

su pan siempre compartía.

 

Junto al lago de Loreto

fumando un puro velaba

ese hombre traía un secreto 

que nadie le adivinaba.

 

Los primos muy intrigados 

una tarde lo siguieron,

y quedaron asombrados

cuando saltando lo vieron.

 

¿Quién es este, preguntaron,

que salta como los gatos?

Son sus botas respondieron

las  que tienen el encanto. 

 

 

         coro

          III

Aguita de la barranca

no te canses de pasar,

porque el agua que se estanca

se pudre y no llega al mar. 

 

 

         

¡Que botas trae este amigo

cuántas cintas y amuletos,

flores y espigas de trigo

retratos y hasta boletos!

 

¿Todos estos milagritos

son para llamar a los muertos?

¿Porque tantos espejitos

por estos rumbos desiertos?

 

          

En la cantina de Antonio

algo terrible planearon,

copas que sirvió el demonio

de envidia todos tomaron.

 

De la cantina salieron

con todo muy bien pensado.

“Las botas son lo primero

el tipo no es de cuidado.”

 

 

         coro

          IV

Gallito de mis dolores

no te canses de anunciar,

la hora en que los traidores

su destino han de afrontar.

 

 

          

En la noche sin estrellas

los Armenta caminaron,

buscando extraviadas huellas

a Juan Simeón encontraron.

 

Llevándolo contra un muro

los primos lo aprisionaron,

y la lumbre de su puro

en las sombras apagaron. 

 

          

La fuerza no les bastó

para las botas quitarle,

esto los encabronó

y pensaron muerte darle.

 

De pies y manos atado

a Juan Simeón se llevaron

por un camino apartado

cuatro gallitos cantaron.

 

 

          coro

            V

Vuela palomita blanca

no te canses de volar,

que una vida no se arranca

como una flor al pasar.

 

 

           

Las nubes rojas gritaron

al ahorcar a Juan Simeón,

los grillos todos callaron

como haciendo una oración.

 

Gran crimen fue este pecado

milagro lo que pasó:

pues del pecho del ahorcado 

una paloma salió.

 

          

Por diferentes caminos

los Armenta van llorando

paloma para su nido

cada uno va buscando.

 

Y con esto me despedido

deseándoles mucha suerte,

que aquí termina el corrido

de Juan Simeón y su muerte. 

Alfredo Castañeda, 2003

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